lunes, marzo 26, 2007

Una Diplomacia Activa para un mundo en transformación

En un mundo de comunicaciones y mercados mundializados, nuestra seguridad y nuestra prosperidad dependen, cada vez en mayor medida, de lo que sucede en otras partes del mundo. Es preciso que seamos activos internacionalmente para, de ese modo, conformar los acontecimientos mundiales en beneficio de nuestros ciudadanos y en consonancia con nuestro compromiso a favor de un mundo más seguro, más justo y próspero.
Vivimos en una etapa de cambios veloces: hemos pasado de las relativas certezas del pasado a un mundo de mayor complejidad e incertidumbre. Es mayor el número de cuestiones que inciden en una dimensión supranacional y están surgiendo nuevos actores globales. Nuestra economía abierta, nuestra sociedad diversa y nuestras responsabilidades internacionales brindan oportunidades, a lo largo de la próxima década, para moldear, en colaboración con otros, el futuro de nuestros ciudadanos y del mundo.
Los flujos de personas, bienes, dinero y conocimiento y el celérico crecimiento de Asia están impulsando la globalización, de la cual se derivan nuevas oportunidades y nuevos riesgos. El modo en el que los países responden a los mismos tendrá implicaciones notables para la República Dominicana. Es necesario que adaptemos nuestra economía y que colaboremos con otros en el respaldo a la liberalización económica. Y hemos de contribuir también a la construcción de un Estado eficaz que sea capaz de ofrecer seguridad, oportunidades y justicia a sus ciudadanos.
La Secretaría de Relaciones Exteriores tiene que adaptarse a los retos del siglo XXI. Ofrecer servicios, influir en los demás, y configurar el cambio requiere una red diplomática flexible y motivada. Las prioridades estratégicas constituyen el marco para el despliegue de nuestros esfuerzos, permitiéndonos afrontar la creciente demanda de nuestros servicios con limitados recursos.
Debemos aprovechar nuestros principales puntos fuertes - conocimientos regionales, negociación, comunicación, habilidades lingüísticas y dotes de persuasión, así como una sólida tradición de servicio. Pero también debemos seguir desarrollando las habilidades especializadas, directivas y financieras necesarias para gestionar una organización compleja y diversa y para prestar los servicios de calidad que exigen nuestros ciudadanos.

El hecho de que seamos pequeños no significa que seamos enanos, puesto a que los enanos no crecen mientras que los pequeños si. Pero esto solo será posible mediante el aprovechamiento al máximo de las relaciones internacionales y una “Diplomacia Activa”.

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