lunes, diciembre 12, 2005

La Diplomacia de Hoy

Se puede percibir que el ejercicio de la Diplomacia se encuentra ante una encrucijada. Vemos con preocupación que las Misiones Diplomáticas en general, no se adaptan a los nuevos retos que la comunidad internacional en sus distintas facetas exige. Afirmación un tanto dura pero cierta. Al igual que en otras áreas del quehacer humano, la modernización es una necesidad de estos tiempos, no solo de las instituciones sino también de sus principales protagonistas, sean estos embajadores, cónsules, funcionarios, etc.
Las Misiones Diplomáticas, entendidas como las Embajadas, los Consulados, Misiones ante Organismos Internacionales, así como sus miembros no se deben mantener como entes aislados al margen del acelerado mundo que vivimos, lo cual sitúa en otra dimensión a las relaciones entre los Estados, las Corporaciones, las Organizaciones no Gubernamentales y los propios individuos.
La tradicional manera de hacer Diplomacia y representar los intereses de los Estados, pareciera quedar fuera de contexto, si no se complementa con modernos estilos gerenciales y una nueva actitud ante la oportunidad de aprovechar racionalmente los recursos humanos disponibles y el acceso a los instrumentos logísticos que tenemos hoy en nuestras manos, tales como los de la comunicación.
Por ejemplo, con la apertura de la Internet comercial, miles de empresas aparecen en las páginas de la llamada World Wide Web (WWW), la sección de multimedia que intercomunica cerca de 80 millones de usuarios de computadoras. El acceso a la información mas que en ninguna época esta a la vuelta de la esquina. En nuestras casas están las más sofisticadas bases de datos, las noticias de todos los medios del mundo, las bibliotecas a nuestro alcance, estadísticas, análisis y pare usted de contar porque hasta las reservaciones de viaje las podemos hoy hacer cómodamente desde nuestros hogares. Un miembro de la comunidad internacional sin aprovechar estas herramientas pierde gran parte de su efectividad.
La información es hoy más atractiva, abre nuevos caminos, sugiere alternativas y si estamos ante una era de diplomacia creativa, ello es fundamental.
A través de la informática podemos hoy saber efectivamente dónde se encuentran las oportunidades de negocios para el Estado y para nuestros empresarios, nos adelantamos a prevenir acontecimientos, nos enteramos sobre nuevas tecnologías en todos los campos y podemos hasta evitar conflictos. Vivimos definitivamente en un mundo en donde manejar la tecnología de la información es vital.
Entendemos también que todos estos cambios e innovaciones producen resistencias. Las grandes transformaciones necesitan de mucha visión de futuro. Siempre hay quienes creen que es mejor dejar las cosas como están y se conforman con tan pocos resultados. Esto significa que existen personas dentro de las organizaciones apostando a que las cosas se mantengan iguales. Quizás para esconder su incapacidad de adaptarse a los nuevos retos.
El que se produzcan los cambios necesarios, son los objetivos que se deben proponer los formuladores de política exterior. Esta perspectiva encuentra en la práctica muchas dificultades, tanto en las propias Cancillerías, como en los Congresos y en las altas autoridades de los Gobiernos. Hay quienes ven las misiones en el exterior como reducto para el clientelismo político o para oxigenarse de controvertidos personajes circunstanciales. Esta visión es igual en gran parte de las Cancillerías del mundo.
No se equivocan quienes aseguran que las autopistas de la información son la pieza clave del tercer milenio. Nos podríamos imaginar una Embajada del año 2006 sin facsímile, sin correo electrónico, sin acceso a Internet, todavía usando los mismos formalismos del pasado, como por ejemplo las mismas valijas diplomáticas de hace 50 años. Por supuesto que no!!!. Pero aunque parezca una exageración, ello todavía es una realidad en muchas de las Embajadas y Organismos Internacionales, especialmente aquellas pertenecientes a los países en vías de desarrollo como nosotros. El Diplomático de hoy tiene que ser distinto. Es un hombre que debe participar proactivo en el entorno ante el cual está expuesto.
¿Qué tal le parecería un informe político o económico escrito desde una Misión Diplomática en cualquier parte del mundo y que llegue a su destinatario 15 días después? ¿Cómo se vería afectada una licitación o una posible inversión extranjera si los interesados tuviesen que esperar más de una semana por una respuesta, en muchos casos debido a la lentitud de la valija diplomática o por no tener acceso telefónico directo a los centros de decisión económica y política de su país?.
La dinámica de los acontecimientos mundiales y las oportunidades de negocios tienen un ritmo tan acelerado que el acceso a las nuevas formas de comunicación o a la autopista de la información (como le llaman los Norteamericanos), es una imperiosa necesidad. Las oportunidades están a la vuelta de la esquina. Hay que saberlas buscar. El Diplomático se convierte hoy en un buen vendedor y en un mejor comprador de oportunidades.
Las Cancillerías tienen una nueva generación de recursos humanos mucho más preparados, actualizados y calificados con relación a épocas anteriores. Dejamos atrás la guerra fría y comenzamos un nuevo milenio. Sin embargo, estos recursos tienen muchas veces que convivir con una estructura organizativa arcaica, que no estimula su máximo aprovechamiento y por el contrario, los frustran, al tener que sobrevivir con una visión que se mantiene en la mera formalidad tradicional en detrimento de la efectividad que los nuevos tiempos exigen. Las Cancillerías tienen hoy más que nunca él deber de exigir lo mejor de un Servicio Exterior, pero para ello tienen que modernizarse. En otras palabras hay que superar el pasado para ver con claridad el futuro.

jueves, diciembre 01, 2005

Reinventando la Diplomacia en la Era de la Informática

Hace unos días estuve leyendo un libro llamado “Digital Diplomacy”, escrito por Wilson Dizard Jr. Y publicado con la cooperación del panel consultivo del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), en el cual se hace un llamado para que la conducta de la diplomacia sea reinventada para la era de la informática. Tomando en cuenta la revolución de la informática, una mas amplia participación del publico en las relaciones internacionales, y las revoluciones concurrentes en las finanzas y negociaciones globales, el panel recomienda cambios drásticos en el departamento de Estado y otras agencies de relaciones publicas.
Esta nueva realidad obliga al Diplomático con cara al futuro a desarrollar la imaginación, ser proactivo y con flexibilidad para enfrentar los nuevos retos. Bill Gates por su parte en su libro “El Camino hacia el Futuro”, nos apunta hacia los grandes cambios que están en marcha desde una perspectiva tecnológica que van a transformar la naturaleza de la existencia humana, mudando para siempre la manera de trabajar, estudiar, comprar y en fin, de relacionarse con el mundo desde todo punto de vista.
Si un mundo integrado tecnológicamente se dirige en esa dirección, un nuevo reto se le presenta a quienes tienen la tarea de mantener ese mundo en equilibrio. Es entonces indispensable cambiar la manera de hacer diplomacia, de utilizar efectivamente los recursos humanos disponibles, modernizar las estructuras de las Organizaciones Internacionales y de los Estados, de las Embajadas y de la mentalidad en general de los individuos que representan los intereses de los Estados.
El Diplomático que se requiere en esta nueva era también debe ser transformado, al igual que las estructuras y los conceptos que prevalecen en relación a como se debe actuar en el nuevo contexto mundial. Quien ejerce las relaciones internacionales ya no se puede conformar con una manera de actuar estática en donde su capacidad de respuesta dependía de la misma que tuvieran sus cancillerías. La demanda de estos días es de individuos precisamente con capacidad de respuesta y en condiciones de representar cabalmente la corriente de pensamiento del Estado al que pertenecen.
Ante esta realidad seguirán siendo de manera insustituible, las Embajadas y los Diplomáticos, el soporte fundamental que le da viabilidad, junto con la nueva tecnología, a los nuevos retos de la globalización y a la consolidación de relaciones armoniosas entre las naciones.
No importa qué difícil aparente ser la solución de un conflicto o la factibilidad de la negociación si se cuenta con la esencia mágica que transmiten los hombres y mujeres que formados en el oficio diplomático permiten dejar huellas de esperanzas hacia un mundo verdaderamente estable y más justo.
Que bueno es saber que pese a todos esos adelantos tecnológicos y todos aquellos instrumentos que los nuevos Diplomáticos pueden usar, hoy en día, siguen siendo la representación como tal ante el otro Estado, la protección de sus ciudadanos en ese otro país, la recopilación de información que pueda ser útil a los intereses del Estado al cual se representa y finalmente la negociación, las funciones imprescindibles de esos hombres y mujeres formados en el arte de hacer política exterior.
En los actuales momentos, se plantea como un reto, adaptar las Misiones en el exterior a una estructura organizativa mucho más dinámica, más efectiva, más apta para enfrentar las nuevas realidades del entorno internacional y mejor reformuladas para aprovechar los recursos humanos disponibles y las nuevas tecnologías a nuestro alcance, que como ya se mencionó, se convierten en las herramientas fundamentales de la Diplomacia Moderna.
En este sentido, existe un gran dilema, con relación a esa necesidad de adaptar estas organizaciones en general a los nuevos retos y a la nueva dinámica internacional.
Es conocido que la mayoría de las Misiones Diplomáticas, especialmente de los países menos desarrollados como nosotros, conviven con estructuras arcaicas que representan la diplomacia del pasado, dejando poco espacio para el aprovechamiento de los nuevos insumos disponibles que permitan con eficiencia y dinamismo hacer mucho más productivas las tareas fundamentales de cualquiera de sus agentes.
La representación internacional, sin duda, debe convivir con los retos de la organización moderna y mantener la esencia de la gestión de la diplomacia tradicional, es decir, debe seguir siendo el hombre, el individuo escogido para representar un Estado, recaudar información relevante, aprovechar los avances de las comunicaciones y los recursos de la tecnología a los que nos hemos referido, comercializar de acuerdo a los intereses del Estado y negociar para tales fines.
Las exigencias del pasado no han variado, pero sí la motivación. Hoy por hoy se requiere de Diplomáticos mejor formados con alta capacidad gerencial, con conocimientos del comercio internacional, detectores de oportunidades de negocios, con instrumentos idóneos para ser eficientes y profundos en el análisis político-económico y por supuesto, conocedores de los avances tecnológicos y de la información a fin de representar y aprovechar al máximo las oportunidades de un mundo competitivo y globalizado. La tarea de protección de los intereses de un Estado precisa de un alto sentido patriótico, pero también de profesionalismo, experiencia y audacia en la innovación y creatividad.

lunes, octubre 10, 2005

Concepto: Diplomacia Pública

En la diplomacia desde hace ya un tiempo se ha acuñado un nuevo concepto, se trata de la Diplomacia Pública la cual es por definición: La comunicación de los intereses y de los ideales de un Estado más allá de gobiernos, a los pueblos extranjeros directamente.
Hoy día todos los pueblos del mundo poseen un mayor poder de incitar acontecimientos y provocar acciones de sus gobiernos que en cualquier otro momento de la historia, hurgando que la Diplomacia Pública sea tan primordial para los intereses de los Estados como lo es la diplomacia entre los gobiernos.
Estos entienden cada vez más que las pueblos tienen gran potencia de influenciar hechos y decisiones. Entendiendo que la comunicación con las poblaciones extranjeras tiene a menudo mucho más impacto que el intercambio de notas diplomáticas.
La Diplomacia Pública no ha substituido la diplomacia del gobierno-a-gobierno. Pero la diplomacia tradicional ha sido cambiada decisivamente por la revolución de las comunicaciones.
Hoy en día los gobiernos deben ganarse el soporte de la gente en otros países, así como de sus lideres, si desean que sus políticas exteriores puedan triunfar. Deben de manejarse con las presiones constantes internas y con las consecuencias de las presiones publicas de otros gobiernos. Deben movilizar coaliciones y soporte para políticas en organizaciones multilaterales. Porque lo que ellos dicen en casa será instantáneamente reportado en el exterior, las explicaciones de las políticas deben ser consistentes y persuasivas para las audiencias tanto domesticas como extranjeras.
La comunicación con los públicos extranjeros va bien más allá de transmisiones por televisión del CNN. La diplomacia pública no es solamente un subproducto accidental de qué está señalada en los media comerciales.
Ni es que los asuntos públicos tuvieron como objetivo a la gente que ve televisión y lee la prensa. Los hacedores de política de un Estado determinado deben y promueven sus políticas en su Estado. La Diplomacia Pública, sin embargo, se dirige directamente a los públicos en el exterior.
En el caso de EE.UU. Es diplomacia publica cuando el testimonio del Presidente Clinton afirma oponerse a los movimientos de tropas en Irak y esto es transmitido mundialmente por los medios, cuando el embajador de EE.UU. en Moscú aparece en la televisión rusa, cuando un becado de Fullbright da clases de derecho en Polonia y cuando la Voz de América hace transmisiones radiales en China. El Departamento del Estado de EE.UU. el cual posee una subsecretaría para Diplomacia Pública (al cargo de Karen Hughes) gastó $685 millones de dólares en Diplomacia Pública en el 2004, y aun así los críticos se quejan de que ese valor no se ha aumentado lo suficiente luego de septiembre 11 del 2001.
Pero no solo los EE.UU. utilizan la Diplomacia Pública y todavía aun hay muchos otros Estados que la necesitan y no hacen uso de ella. En un mundo globalizado la Diplomacia Pública se ha convertido en una herramienta de gran valor y con una enorme capacidad de impacto a favor de los intereses de el Estado que la pone en practica.

jueves, octubre 06, 2005

Programas Sociales: Pobreza y Democracia

Mientras los líderes mundiales, durante una reunión sostenida el pasado mes, en Naciones Unidas, prometieron nuevamente ayudar a África; existen una gran cantidad de poblaciones convirtiéndose en pobres en otra parte del mundo, la cual atrae poca atención: América latina. Hay una razón para ese descuido: todos los países de Latinoamérica a pesar de las crisis aun caen dentro de la clasificación oficial de “renta media” (excluyendo a Haití y Nicaragua que están por debajo) y todos (excepto Cuba) son democracias.

Por otro lado américa latina la cual es una simple mancha en la conciencia del mundo, tiene otro problema: Una distribución garrafalmente desigual de las entradas y de la abundancia. Un enorme y desproporcionado numero de latinoamericanos es pobre – algunos 222 millones ó 43% de la población total, de quien los 96 millones (o 18.6% del total) viven en pobreza extrema ó indigencia, según informaciones arrojadas por estudios hechos por las Naciones Unidas. Detrás de esos números no solo ronda el sufrimiento injusto del ser humano sino también una injusticia que crea una hostilidad hacia la democracia -- provocando que muchos cuestionen su valor.

Afortunadamente, hay algunas razones para pensar que esos números podrían mejorar -- y no por el hecho de que muchas economías latinoamericanas estén retornando de nuevo a un fuerte crecimiento, después de varios años de estancamiento o peor en algunos casos. Los gobiernos democráticos de la región han comenzado a hacer grandes e innovadores esfuerzos para abordar a la pobreza. Los que están teniendo éxito se centran en programas que ofrecen a familias pobres pagos en efectivo con la condición, por ejemplo, de que mantengan a sus niños en la escuela y los lleven a exámenes regulares de salud. En México, son 5 millones de familias las que actualmente reciben tales pagos, y alrededor de 7.5 millones en Brasil. Otros países, tales como Colombia y Nicaragua, han instalado esquemas similares. También, inclusive, están atrayendo el interés de imitadores más allá de Latinoamérica.

Con buena razón: Si son llevados a cabo de manera correcta, estos esquemas de transferencia condicional de gasto social, o como le llamen, tienen varias ventajas sobre la manera tradicional del gasto social. A diferencia de las pensiones públicas o el seguro social y los subsidios indistintos, estos planes enfocan a los pobres. La idea es ayudarle y romper el ciclo de la pobreza dando a sus hijos una mejor oportunidad de escaparla. El dinero se paga normalmente a las mujeres (quiénes lo gastan mejor que los hombres). Los pagos -- el equivalente de $50-70 dólares por mes -- son lo suficiente altos para hacer una gran diferencia pero lo suficientemente bajos para no debilitar el incentivo para trabajar. Y el costo fiscal es bastante modesto.

La idea parece funcionar bien. En México, el margen de la pobreza bajó entre el año 2000 y el 2002 inclusive durante una recesión en la cual los ingresos per-capita reales disminuyeron por aproximadamente un 3%. Los estudios sugieren que los niños de las familias beneficiarias son menos expuestos a la desnutrición por bajo nivel de alimentación y menos propensos a abandonar las escuelas.

Aunque los nuevos programas no son una panacea si requieren de un Estado eficaz ya que en todos los casos, la buena selección y el monitoreo es necesario. Pero tampoco debe su impacto querer ser demasiado exagerado ya que las experiencias han demostrado que en realidad la mejor manera de levantar a millones de la pobreza sigue siendo mediante un desarrollo económico rápido.

Pero hay otro mérito para estos nuevos programas. En Latinoamérica, donde las ventajas sociales se han dado tradicionalmente como pago a la lealtad política, a través de estos programas se ha logrado que las transferencias de efectivo -- en teoría y generalmente en la práctica -- se hagan según necesidad. En México y en Brasil, han continuado, inclusive, bajo gobiernos de diferentes corrientes políticas. Sobretodo, demostrando que las democracias están respondiendo a las necesidades de sus ciudadanos más pobres. Y esto, al mismo tiempo, da a más latinoamericanos un lugar dentro de sus respectivas democracias.

viernes, septiembre 09, 2005

Los Retos de la Diplomacia Dominicana

La estructura de los servidores públicos, incluyendo los Servicios Diplomáticos se encuentra en proceso de revisión en la mayoría de los países del mundo. Muchos Gobiernos están convencidos de la necesidad de realizar cambios. Para ello se han embarcado en programas de reformas para lograr un sistema que aproveche las fortalezas del recurso disponible y transforme las debilidades de los esquemas tradicionales.

En el caso de la República Dominicana desde hace algunos años y sin éxito se ha pretendido reestructurar la Cancillería para las exigencias actuales como el instrumento cónsono para el aprovechamiento del recuso humano, que amerita la diplomacia en un mundo globalizado.

Intento de esto ha sido la Escuela Diplomática y Consular, órgano académico de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, encargado de formar, actualizar y especializar el personal destinado al Servicio Exterior de la República, la cual tuvo origen por disposición del Poder Ejecutivo, en Febrero de 1934, que instruía impartir un curso sobre Teoría y Práctica del Derecho Consular. Pero por razones de orden administrativo la Escuela se vio en la necesidad de suspender sus actividades en Mayo de 1946. No es hasta el año 1986, que se ofrece un Curso de Adiestramiento y Capacitación Diplomática para funcionarios de la cancillería y aspirantes a nuestro servicio exterior, a los cuales se le hizo entrega de un certificado de participación. Se hicieron esfuerzos encaminados a conseguir su reapertura, pero no fue hasta el año 1999 cuando formalmente el poder ejecutivo autoriza el funcionamiento de la misma.

Lo interesante es que por disposición de la Ley Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, No. 314 de fecha 6 de julio de 1964, vigente, la Escuela Diplomática y Consular figura como integrante del organigrama de la Secretaría, que especifica su composición: Cancillería , Servicio Exterior, Escuela Diplomática y la Comisión Consultiva.

Lo mas penoso es que aun hoy no se le tome en cuenta a este órgano como parte importante de darle continuidad y renovación a nuestras Relaciones Exteriores porque debemos entender que la tradicional manera de hacer Diplomacia pareciera quedar desarticulada, si no se complementa con modernos estilos gerenciales. Entendemos que los cambios requeridos y las innovaciones necesarias producen resistencia, las grandes transformaciones necesitan de mucha visión de futuro. Siempre hay quienes creen que es mejor dejar las cosas como están y se conforman con pocos buenos resultados.
Las transformaciones mundiales obligan a las Cancillerías a retar el futuro, reformar muchos conceptos y desarrollar nuevas estrategias. La Diplomacia de hoy cuenta con nuevos escenarios, con recursos humanos mucho más preparados, actualizados y calificados en relación a épocas anteriores.

A esta realidad se suma la limitación de recursos económicos que obligan también a una redefinición de prioridades. Hay que superar la visión según la cual es más importante una alfombra persa decorativa para una residencia oficial, que la adquisición de una computadora para la misión diplomática. En tiempos de grandes limitaciones y pocos recursos, lo primero, es decir que los instrumentos para producir beneficios tangibles generan a la larga más beneficios.

Priorizar significa que nuestros esfuerzos deben concentrarse en las principales misiones diplomáticas. Por otra parte el Estado dominicano, desde hace muchos años y con diversos matices, al contar con un instrumento jurídico desfasado insiste en menospreciar sus cuadros diplomáticos institucionales. La Diplomacia es definitivamente un oficio y el éxito en la misma depende en gran medida de una formación continua. Enfrentar los retos de la diplomacia dominicana está entonces íntimamente vinculado con la reestructuración tanto de la Cancillería como de las embajadas, y por supuesto en el aprovechamiento del recurso humano disponible. Sin duda existe espacio para discutir qué está bien o qué esta mal, qué funciona y qué no, así cómo mejorar los cimientos que ya existen.

martes, septiembre 06, 2005

¿Necesita la República Dominicana una Política Exterior? : Una Diplomacia para el Siglo 21

La solución a esta pregunta parece ser bastante fácil ya que no existe duda de la respuesta. Pero esto no significa que no debemos cuestionarnos.

Para los dominicanos, entender la situación mundial actual se debe comenzar con reconocer que las problemáticas no se tratan de una interrupción temporal de un status quo benévolo. Por lo contrario estas simbolizan una transformación inevitable del orden internacional resultando a partir de cambios estructurales internos de muchos de sus participantes clave, de la democratización de las políticas, la globalización de las economías, y la instantaneidad de las comunicaciones. Un Estado es por definición la expresión de algún concepto de justicia que legitimiza sus arreglos internos y sobre una protección de poder la cual determina su habilidad de complacer sus mínimas funciones, siendo estas, proteger su población de los peligros extranjeros así como de crisis domésticas. Cuando todos estos elementos no están en coordinación perfecta, incluyendo el entendimiento claro del concepto sobre que es exterior un periodo de turbulencia es inevitable.

El mismo termino “Relaciones Internacionales” es , en realidad de cosecha reciente, ya que implica que el Estado-Nación deberá ser inevitablemente la base de su organización. No obstante, este es un concepto que se origino en Europa a finales del siglo 18 y fue regado por el mundo en gran parte gracias al colonialismo europeo.

Durante los siglos 16 y 17, la estructura medieval del siglo 15 colapsó bajo el impacto de la reforma, que destruyo la unidad religiosa, la cual provocó la accesibilidad a una amplia diversidad de religiones crecientes. El levantamiento resultante culminó en “la guerra de los treinta años”, la cual en nombre de una ideología religiosa, mató al 30 por ciento de la población de Europa Central.

Fuera de esta carnicería emergió el sistema de Estado moderno como lo definió el Tratado de Westfalia de 1648, los principios básicos que han dado forma a las relaciones Internacionales hasta el día de hoy. La base del tratado fue la doctrina de soberanía, que declaró que las conductas domesticas de un Estado y sus instituciones estaban fuera del alcance de otros Estados.

Hoy día el orden de Westfalia esta en una crisis sistemática. Sus principios están siendo puestos a prueba, a pesar de que una alternativa de consenso no ha emergido. La no interferencia en los quehaceres domésticos ha sido abandonada a favor de un concepto de jurisdicción universal no solo por los EE.UU. pero también por varios países de Europa Occidental. En la cumbre del milenio de las Naciones Unidas, en septiembre del año 2000 en Nueva York, este nuevo concepto fue endosado por un gran numero Estados.

La razón principal para que estas cosas sucedan en la actualidad es debido a que dentro del tema de la globalización todo lo que suceda en un país puede bien, afectar a los otros países de su entorno y a los otros del mundo por tanto hoy día vivimos una realidad diferente en la cual la vieja formula del Estado-Nación se somete a varias interrogantes las cuales ponen en el tope de la jerarquía a las relaciones Internacionales inclusive antes que las relaciones domesticas las cuales pasan a tener un valor secundario ante la implementación casi forzosa de la globalización.

Cuando hablamos de implementación forzosa citamos al RD-CAFTA, este nuestro país listo o no para asumirlo, nos vemos obligados a aceptarlo debido a que de no hacerlo nos veríamos en una desventaja ante los otros cinco países centroamericanos signatarios, por igual entendemos que la globalización es otro punto de presión el cual debemos adoptar con la mas oportuna prontitud pero sin llegar a que esto nos obligue a precipitarnos.

Es dentro de este marco que entiendo que las Relaciones Internacionales deben de ser sobrellevadas con una política exterior fija, clara y definida la cual nos ayude a arribar en un Estado dominicano moderno el cual será la única manera de que la percepción exterior de nuestro país así como nuestra realidad interna vaya cambiando, claro esta atención e importancia a la política exterior, nunca y repito nunca puede opacar las políticas de desarrollo domestico que deben de ser análogas con las exteriores.

Finalmente y de modo de conclusión esta bueno ya de que vivamos y nos formemos como manejadores de crisis y preferiblemente nos convirtamos en estadistas y visionarios, planificándonos mejor y entendiendo que sin ruta clara de navegación podemos descubrir América pero nunca llegaremos a las Indias…

martes, agosto 30, 2005

Nada es gratis en este mundo

¿Que esperar del tratado de libre comercio de EE.UU. con Republica Dominica y Centroamérica?

En los idóneos modelos planteados por los economistas, quitar las barreras comerciales entre los países conduce a mayor prosperidad. Pero las cosas son más complicadas en la vida real.
RD-CAFTA, el acuerdo de libre comercio de EE.UU. con Republica Dominicana y Centroamérica, finalmente fue ratificado por el congreso de los Estados Unidos a finales de julio después de una larga batalla política, y firmado en ley la siguiente semana por el presidente George Bush. De los seis signatarios del tratado, Solo el Salvador, Honduras y Guatemala lo han ratificado hasta ahora. Pero a pesar de obstáculos políticos, Costa Rica, Nicaragua y la República Dominicana parece que lo ratificaran durante de los próximos meses. Tal parece que, al igual que en los Estados Unidos, las razones para su ratificación son probablemente más políticas que económicas.
Como sugiriese el Banco Mundial, un partidario del RD-CAFTA, en un informe en junio, pronosticar los efectos económicos del tratado es más arte que ciencia. Aquellos predispuestos a favor del libre comercio ven grandes ventajas económicas, mientras que los proteccionistas prevén un desastre para los pobres de la región. Pero es poco probable que el RD-CAFTA provoque muchos cambios repentinos. Más de 80% de las exportaciones de la región hacia los Estados Unidos entran ya libres de impuestos como resultado de acuerdos regionales y bilaterales que van a partir de los años 80 y, para los productos más vulnerables a la competencia, tal como arroz y muslos de pollo, las tarifas escalarán solo gradualmente a cero durante el curso de los próximos 20 años.
Paradójicamente, el impacto más grande de este tratado comercial no estará, probablemente, en comercio como tal, sino en la inversión. La mejora es probable que venga no solamente de inversionistas Norteamericanos, pero también de Europa y Asia que vean el tratado como muestra de la estabilidad de la región. Si ocurren aumentos análogos a los que ocurrieron en México en la estela del acuerdo de libre comercio norteamericano (NAFTA), proporcionaría un alza económica enorme para una región la cual en este momento sigue teniendo una infraestructura sorprendentemente básica como por ejemplo Nicaragua, el más pobre de los signatarios del RD-CAFTA, el cual todavía no tiene ninguna carretera pavimentada que llegue hasta su costa atlántica.
Incluso en el peor caso, en el que el impacto tanto en el comercio como la inversión sea insignificante, la misma estabilidad tendría valor, discute Jorge Mario Martínez-Piva, economista de las Naciones Unidas. De hecho, Jaime Rivera del Banco Latinoamericano de Exportaciones (Bladex), un banco supranacional regional especializado en comercio exterior para la región latinoamericana, cree que el RD-CAFTA hará a los negocios de la región más competitivos y más abiertos al escrutinio. Esto, él predice, conducirá a un círculo virtuoso que forzara a los gobiernos también a ser más abiertos, debido a la presión de las negociaciones.
Otra ventaja probable es un aumento en comercio intrarregional. Aparte de Costa Rica, las economías en la región son fuertemente dependientes de el mercado de Estados Unidos. Las exportaciones a los Estados Unidos en todos los casos son de por lo menos la mitad del comercio del total y, en el caso de la República Dominicana, tanto como el 84% de ganancias de la exportación. Roberto Artavia Loria de INCAE, la escuela de negocio principal de la región, dice que el RD-CAFTA eliminará muchas de las barreras no arancelarias actuales al comercio intrarregional (tal como regulaciones político motivadas de la salud), de tal modo permitiendo crecimiento en las materias tales como los aceites y los productos lácteos. Las presiones competitivas crecientes es probable que obliguen a las economías de la región a diversificarse alejándose de los commodities (materia prima) –aunque de todos modos haría frente a la competencia cada vez más feroz de economías más grandes como China y Brasil y otros en sectores de valor añadido. "usted no puede negociar arroz por vehículos Toyota," Sr. Artavia afirma.
Los impases políticos restantes parecen manejables. Aunque las opiniones se dividen en América Central, el sentimiento contra políticas del librecambio no es tan fuerte como los activistas anti-globalización. Una encuesta el mes pasado en Costa Rica declaro que el 47% de los encuestados creen que el RD-CAFTA traerá ventajas económicas (bajando, obviamente, de el 59% al año anterior), mientras que el 45% creen el tratado aumentará pobreza.
En Nicaragua, el RD-CAFTA está causando nuevas tensiones en la alianza tenue entre los Sandinistas izquierdistas, que oponen el tratado, y los liberales de la derecha, que lo apoyan. Sin embargo, en una ilustración clara sobre la estabilidad institucional que los autores del RD-CAFTA dicen traerá el tratado, Daniel Ortega, el jefe y líder de los Sandinistas, ha prometido que si se ratifica el RD-CAFTA seguiría los términos del tratado con la simple condición de que se le otorgue el triunfo a su partido en las elecciones del 2006 (lo cual es poco probable). Las memorias del embargo comercial impuesto por los Estados Unidos durante la guerra civil Nicaragüense, que apoyaron los contras de la derecha, siguen estando vivas en Nicaragua, provocando hasta que los izquierdistas crean que las restricciones ahora impuestas a los Estados Unidos por RD-CAFTA podrían probar ser útil.

Es muy probable que Panamá siga los pasos de sus vecinos con un pacto comercial bilateral con los Estados Unidos en los próximos seis meses. Ambas partes dicen que un acuerdo ha estado cerca por mucho tiempo, pero las negociaciones se han retrasado debido a que el RD-CAFTA ha estado pendiente. Los países andinos también parecen impacientes por seguir el juego. Un área de libre comercio de las Américas, que no hace mucho parecía estar muerta, ahora está comenzando a parecer una posibilidad distinta.

jueves, marzo 03, 2005

Geopolítica: Unión Europea y América latina

Europa es un continente más pequeño que América latina, aún así, en su territorio están ubicados algunos de los países más avanzados del mundo, desde el punto de vista científico y tecnológico, de hecho, se destacan Alemania, Francia, Inglaterra e Italia como grandes potencias de primera fila, seguidos de países industrializados o potencias de segunda fila como Portugal, España, los países nórdicos y bajos; en una tercera categoría se puede incluir a las naciones que estuvieron bajo la cortina de hierro, países que hoy hacen grandes esfuerzos para competir y situarse en los niveles de desarrollo medio del capitalismo global.

Debido a su posición geoestratégica, sus regiones son altamente desarrolladas e industrializadas. Europa posee altas montañas, que le posibilitan todos los climas; grandes y fértiles llanuras, que favorecen el desarrollo de la industria ganadera y agrícola a gran escala -representa el 65 % del área total del continente-, elemento que hace de este continente el mayor productor de agroindustria del mundo. Siendo Francia la segunda potencia en este ramo, la primera es EEUU.

Europa no es el continente que posee el mayor volumen de recursos minerales, obviamente no supera en estos recursos a América Latina ni al África, y mucho menos a Asia. Pero, contó con los suficientes para convertirse en el pionero en la explotación de los mismos. La industria minera de Europa, hoy es, el mayor símbolo del mundo moderno. La revolución industrial iniciada en Inglaterra no habría sido posible sin estos recursos.

Si estudiamos la historia de Europa vemos que luego de terminada la Segunda Guerra mundial, los europeos tuvieron que enfrentar la tarea de la reconstrucción, en estas nuevas condiciones, se propuso la fusión política, económica y organizativa, un sistema de defensa conjunto en caso de una agresión soviética. El proyecto se inicia un 18 de abril de 1951 cuando los países miembros de la organización Benelux (Bélgica, Luxemburgo y Holanda) junto con Francia, Inglaterra y Alemania, deciden crear una nueva organización internacional que se encargue de producir, comercializar las materias primas fundamentales de la industria: el acero y el carbón.

Nació de esta manera, la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, (CECA) que integró a las naciones antes mencionadas e Italia, de esta forma, el acero y el carbón, minerales que antes habían sido el motivo de la discordia y razón para la guerra, se convertiría en el símbolo de unión y paz, al permitir que Francia y Alemania, tradicionales rivales, unirse en torno a un propósito distinto de la confrontación y la guerra: la reconstrucción de Europa.

Esta nueva comunidad, es el punto de referencia para la primera unión económica. Los países que integran la CECA, se reunirán posteriormente para firmar el tratado de Roma que dará origen a dos nuevas comunidades: la Comunidad Económica Europea (C.E.E) y la comunidad de la Energía Atómica (Tratado de Roma) 1965.

Los objetivos de la Comunidad Económica Europea, eran la creación de un mercado común a largo plazo, que permitiría la integración de Europa, el desarrollo comercial, industrial, económico y sobre todo elevar el nivel de vida de los europeos; crecimiento que se va a lograr mediante la ampliación del empleo. Otro propósito de la C.E.E, era abolir en forma paulatina las barreras arancelarias, permitir el libre transito de los ciudadanos europeos por todo el territorio continental; la libre circulación de capitales, y las mercancías, dentro de reglas y normas claras que garanticen la solidaridad con las regiones menos desarrolladas, y de esta forma, construir el gran sueño: la casa europea.

Con la entrada en rigor del Tratado de Maastrich, el 1 de Noviembre de 1993 el nombre de C.E.E es reemplazado por el de Unión Europea (UE) y es bajo este tratado que hoy Europa se presenta ante el mundo como un gran bloque monolítico, con finalidades económicas y políticas claras, en cuatro aspectos básicos: prosperidad económica para todos, unión monetaria, eliminación de todo tipo de barreras fiscales y seguridad democrática en toda la unión. Claro está, que, sin descuidar la defensa y la preservación del medio ambiente, la salud y la educación para el beneficio de europeos.

En América Latina, constituyen los Tratados de Libre Comercio, otra gigantesca "rosca" o bloque, económico con similares propósitos de la UE. Pero fundamentalmente, centrado, en el aprovechamiento al máximo de la competitividad de los mercados sin que ello, implique desarrollo social para los millones de pobres que habitan en los países. Esto explica la rebelión de muchos latinoamericanos en contra de la globalización forzosa que genera altos dividendos para los más ricos al tiempo que amplia la pobreza la miseria y el exterminio de toda una raza que no es competitiva en los mercados de una globalización excluyente que crea "roscas" del poder o bloques económicos para el beneficio de los más ricos del continente.

Mientras en Europa y en América anglosajona se entona el himno de la prosperidad, en América Latina el panorama es sombrío. Contrario al fenómeno de la Unión Europea, en Latinoamérica no es posible ser optimista, en este hemisferio el panorama es desolador, con las políticas integracionistas inspiradas desde Norteamérica, sólo se busca de hecho, convertir en filosofía la política que inspira al Fondo Monetario Internacional, de endurecer sus recomendaciones en torno a reformas tributarias que garanticen como factor primordial el pago de la deuda contraída con la banca multilateral, disminuir el gasto social en los países como Republica Dominicana, lo que de hecho, frena cualquier expectativa de progreso en las regiones en América Latina.

Integrarse a la economía norteamericana, una de las más desarrolladas y prosperas del mundo, es una vana ilusión para un país pobre que le hagan este ofrecimiento. Unirse a la economía del Imperio, siendo una economía atrasada, subdesarrolla y dependiente como las que existen en América Latina bajo el señuelo de provocar o favorecer el desarrollo de estos países es una falsedad del neoliberalismo global, que sólo busca eliminar todas las fronteras y barreras arancelarias para permitir el ingreso y salida de sus capitales dentro de un nuevo orden internacional que privilegia la exclusión de la pobreza siempre que estas faciliten el monopolio y den mayores privilegios a las multinacionales.

América latina si requiere de una integración, pero esta debe tener como principio no sólo ampliar la cobertura económica, comercial y productiva de esta parte del mundo sino también eliminar la pobreza, la miseria, la desigualdad y la violencia en todas sus manifestaciones

Finalmente que nos quede absolutamente claro, que no solo la unión económica sino también la unión cultural y de raza finalmente son los que harían posible esa gran nación latinoamericana.