martes, septiembre 06, 2005

¿Necesita la República Dominicana una Política Exterior? : Una Diplomacia para el Siglo 21

La solución a esta pregunta parece ser bastante fácil ya que no existe duda de la respuesta. Pero esto no significa que no debemos cuestionarnos.

Para los dominicanos, entender la situación mundial actual se debe comenzar con reconocer que las problemáticas no se tratan de una interrupción temporal de un status quo benévolo. Por lo contrario estas simbolizan una transformación inevitable del orden internacional resultando a partir de cambios estructurales internos de muchos de sus participantes clave, de la democratización de las políticas, la globalización de las economías, y la instantaneidad de las comunicaciones. Un Estado es por definición la expresión de algún concepto de justicia que legitimiza sus arreglos internos y sobre una protección de poder la cual determina su habilidad de complacer sus mínimas funciones, siendo estas, proteger su población de los peligros extranjeros así como de crisis domésticas. Cuando todos estos elementos no están en coordinación perfecta, incluyendo el entendimiento claro del concepto sobre que es exterior un periodo de turbulencia es inevitable.

El mismo termino “Relaciones Internacionales” es , en realidad de cosecha reciente, ya que implica que el Estado-Nación deberá ser inevitablemente la base de su organización. No obstante, este es un concepto que se origino en Europa a finales del siglo 18 y fue regado por el mundo en gran parte gracias al colonialismo europeo.

Durante los siglos 16 y 17, la estructura medieval del siglo 15 colapsó bajo el impacto de la reforma, que destruyo la unidad religiosa, la cual provocó la accesibilidad a una amplia diversidad de religiones crecientes. El levantamiento resultante culminó en “la guerra de los treinta años”, la cual en nombre de una ideología religiosa, mató al 30 por ciento de la población de Europa Central.

Fuera de esta carnicería emergió el sistema de Estado moderno como lo definió el Tratado de Westfalia de 1648, los principios básicos que han dado forma a las relaciones Internacionales hasta el día de hoy. La base del tratado fue la doctrina de soberanía, que declaró que las conductas domesticas de un Estado y sus instituciones estaban fuera del alcance de otros Estados.

Hoy día el orden de Westfalia esta en una crisis sistemática. Sus principios están siendo puestos a prueba, a pesar de que una alternativa de consenso no ha emergido. La no interferencia en los quehaceres domésticos ha sido abandonada a favor de un concepto de jurisdicción universal no solo por los EE.UU. pero también por varios países de Europa Occidental. En la cumbre del milenio de las Naciones Unidas, en septiembre del año 2000 en Nueva York, este nuevo concepto fue endosado por un gran numero Estados.

La razón principal para que estas cosas sucedan en la actualidad es debido a que dentro del tema de la globalización todo lo que suceda en un país puede bien, afectar a los otros países de su entorno y a los otros del mundo por tanto hoy día vivimos una realidad diferente en la cual la vieja formula del Estado-Nación se somete a varias interrogantes las cuales ponen en el tope de la jerarquía a las relaciones Internacionales inclusive antes que las relaciones domesticas las cuales pasan a tener un valor secundario ante la implementación casi forzosa de la globalización.

Cuando hablamos de implementación forzosa citamos al RD-CAFTA, este nuestro país listo o no para asumirlo, nos vemos obligados a aceptarlo debido a que de no hacerlo nos veríamos en una desventaja ante los otros cinco países centroamericanos signatarios, por igual entendemos que la globalización es otro punto de presión el cual debemos adoptar con la mas oportuna prontitud pero sin llegar a que esto nos obligue a precipitarnos.

Es dentro de este marco que entiendo que las Relaciones Internacionales deben de ser sobrellevadas con una política exterior fija, clara y definida la cual nos ayude a arribar en un Estado dominicano moderno el cual será la única manera de que la percepción exterior de nuestro país así como nuestra realidad interna vaya cambiando, claro esta atención e importancia a la política exterior, nunca y repito nunca puede opacar las políticas de desarrollo domestico que deben de ser análogas con las exteriores.

Finalmente y de modo de conclusión esta bueno ya de que vivamos y nos formemos como manejadores de crisis y preferiblemente nos convirtamos en estadistas y visionarios, planificándonos mejor y entendiendo que sin ruta clara de navegación podemos descubrir América pero nunca llegaremos a las Indias…

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