lunes, octubre 10, 2005

Concepto: Diplomacia Pública

En la diplomacia desde hace ya un tiempo se ha acuñado un nuevo concepto, se trata de la Diplomacia Pública la cual es por definición: La comunicación de los intereses y de los ideales de un Estado más allá de gobiernos, a los pueblos extranjeros directamente.
Hoy día todos los pueblos del mundo poseen un mayor poder de incitar acontecimientos y provocar acciones de sus gobiernos que en cualquier otro momento de la historia, hurgando que la Diplomacia Pública sea tan primordial para los intereses de los Estados como lo es la diplomacia entre los gobiernos.
Estos entienden cada vez más que las pueblos tienen gran potencia de influenciar hechos y decisiones. Entendiendo que la comunicación con las poblaciones extranjeras tiene a menudo mucho más impacto que el intercambio de notas diplomáticas.
La Diplomacia Pública no ha substituido la diplomacia del gobierno-a-gobierno. Pero la diplomacia tradicional ha sido cambiada decisivamente por la revolución de las comunicaciones.
Hoy en día los gobiernos deben ganarse el soporte de la gente en otros países, así como de sus lideres, si desean que sus políticas exteriores puedan triunfar. Deben de manejarse con las presiones constantes internas y con las consecuencias de las presiones publicas de otros gobiernos. Deben movilizar coaliciones y soporte para políticas en organizaciones multilaterales. Porque lo que ellos dicen en casa será instantáneamente reportado en el exterior, las explicaciones de las políticas deben ser consistentes y persuasivas para las audiencias tanto domesticas como extranjeras.
La comunicación con los públicos extranjeros va bien más allá de transmisiones por televisión del CNN. La diplomacia pública no es solamente un subproducto accidental de qué está señalada en los media comerciales.
Ni es que los asuntos públicos tuvieron como objetivo a la gente que ve televisión y lee la prensa. Los hacedores de política de un Estado determinado deben y promueven sus políticas en su Estado. La Diplomacia Pública, sin embargo, se dirige directamente a los públicos en el exterior.
En el caso de EE.UU. Es diplomacia publica cuando el testimonio del Presidente Clinton afirma oponerse a los movimientos de tropas en Irak y esto es transmitido mundialmente por los medios, cuando el embajador de EE.UU. en Moscú aparece en la televisión rusa, cuando un becado de Fullbright da clases de derecho en Polonia y cuando la Voz de América hace transmisiones radiales en China. El Departamento del Estado de EE.UU. el cual posee una subsecretaría para Diplomacia Pública (al cargo de Karen Hughes) gastó $685 millones de dólares en Diplomacia Pública en el 2004, y aun así los críticos se quejan de que ese valor no se ha aumentado lo suficiente luego de septiembre 11 del 2001.
Pero no solo los EE.UU. utilizan la Diplomacia Pública y todavía aun hay muchos otros Estados que la necesitan y no hacen uso de ella. En un mundo globalizado la Diplomacia Pública se ha convertido en una herramienta de gran valor y con una enorme capacidad de impacto a favor de los intereses de el Estado que la pone en practica.

jueves, octubre 06, 2005

Programas Sociales: Pobreza y Democracia

Mientras los líderes mundiales, durante una reunión sostenida el pasado mes, en Naciones Unidas, prometieron nuevamente ayudar a África; existen una gran cantidad de poblaciones convirtiéndose en pobres en otra parte del mundo, la cual atrae poca atención: América latina. Hay una razón para ese descuido: todos los países de Latinoamérica a pesar de las crisis aun caen dentro de la clasificación oficial de “renta media” (excluyendo a Haití y Nicaragua que están por debajo) y todos (excepto Cuba) son democracias.

Por otro lado américa latina la cual es una simple mancha en la conciencia del mundo, tiene otro problema: Una distribución garrafalmente desigual de las entradas y de la abundancia. Un enorme y desproporcionado numero de latinoamericanos es pobre – algunos 222 millones ó 43% de la población total, de quien los 96 millones (o 18.6% del total) viven en pobreza extrema ó indigencia, según informaciones arrojadas por estudios hechos por las Naciones Unidas. Detrás de esos números no solo ronda el sufrimiento injusto del ser humano sino también una injusticia que crea una hostilidad hacia la democracia -- provocando que muchos cuestionen su valor.

Afortunadamente, hay algunas razones para pensar que esos números podrían mejorar -- y no por el hecho de que muchas economías latinoamericanas estén retornando de nuevo a un fuerte crecimiento, después de varios años de estancamiento o peor en algunos casos. Los gobiernos democráticos de la región han comenzado a hacer grandes e innovadores esfuerzos para abordar a la pobreza. Los que están teniendo éxito se centran en programas que ofrecen a familias pobres pagos en efectivo con la condición, por ejemplo, de que mantengan a sus niños en la escuela y los lleven a exámenes regulares de salud. En México, son 5 millones de familias las que actualmente reciben tales pagos, y alrededor de 7.5 millones en Brasil. Otros países, tales como Colombia y Nicaragua, han instalado esquemas similares. También, inclusive, están atrayendo el interés de imitadores más allá de Latinoamérica.

Con buena razón: Si son llevados a cabo de manera correcta, estos esquemas de transferencia condicional de gasto social, o como le llamen, tienen varias ventajas sobre la manera tradicional del gasto social. A diferencia de las pensiones públicas o el seguro social y los subsidios indistintos, estos planes enfocan a los pobres. La idea es ayudarle y romper el ciclo de la pobreza dando a sus hijos una mejor oportunidad de escaparla. El dinero se paga normalmente a las mujeres (quiénes lo gastan mejor que los hombres). Los pagos -- el equivalente de $50-70 dólares por mes -- son lo suficiente altos para hacer una gran diferencia pero lo suficientemente bajos para no debilitar el incentivo para trabajar. Y el costo fiscal es bastante modesto.

La idea parece funcionar bien. En México, el margen de la pobreza bajó entre el año 2000 y el 2002 inclusive durante una recesión en la cual los ingresos per-capita reales disminuyeron por aproximadamente un 3%. Los estudios sugieren que los niños de las familias beneficiarias son menos expuestos a la desnutrición por bajo nivel de alimentación y menos propensos a abandonar las escuelas.

Aunque los nuevos programas no son una panacea si requieren de un Estado eficaz ya que en todos los casos, la buena selección y el monitoreo es necesario. Pero tampoco debe su impacto querer ser demasiado exagerado ya que las experiencias han demostrado que en realidad la mejor manera de levantar a millones de la pobreza sigue siendo mediante un desarrollo económico rápido.

Pero hay otro mérito para estos nuevos programas. En Latinoamérica, donde las ventajas sociales se han dado tradicionalmente como pago a la lealtad política, a través de estos programas se ha logrado que las transferencias de efectivo -- en teoría y generalmente en la práctica -- se hagan según necesidad. En México y en Brasil, han continuado, inclusive, bajo gobiernos de diferentes corrientes políticas. Sobretodo, demostrando que las democracias están respondiendo a las necesidades de sus ciudadanos más pobres. Y esto, al mismo tiempo, da a más latinoamericanos un lugar dentro de sus respectivas democracias.